Las lecturas de este domingo
nos traen un mensaje lleno de vida y esperanza.
En nuestra sociedad, en nuestra familia, en cada uno de nosotros, hay mucho más de trigo que de cizaña. Hay mucho más salvable que condenable.
Es más, ninguna persona está definitivamente condenada.
Por todos nuestro Dios espera hasta el momento de la cosecha.
Entonces será el momento de la purificación final que salvará todo lo que sea trigo en nosotros y nos liberará definitivamente del peso de la cizaña.
El Espíritu Santo nos ayuda en ese camino.
FELIZ DOMINGO…
pedimos por los que hoy peregrinan a Tierra Santa. Paz y Bendición