TODOS LOS DIFUNTOS…
Hoy hacemos memoria de nuestros hermanos que han muerto. A algunos de ellos les podemos poner nombre y apellidos. Son nuestros familiares y conocidos, personas con las que hablamos y tratamos. Algunos de ellos quizá han sido importantes, muy importantes, en nuestra vida. Por la intensidad de la relación, por el cariño y el tiempo compartidos. Pero han desaparecido. Han muerto. Su vida ha llegado a su fin. Y más allá de ese momento se cierne un velo de misterio que desde siempre ha asombrado a la humanidad. Hasta los más escépticos guardan silencio en el momento de la muerte. Nos quedamos sin palabra. Algunos prefieren hablar de que permanecen vivos en nuestra memoria. Pero, ¡qué frágil es la memoria!
Hoy celebramos a nuestros hermanos difuntos. Y celebramos este día porque creemos que están vivos. Ahí está la clave. Hay muchas lecturas disponibles para este día. Pero se puede afirmar que todas tienen un punto en común: la afirmación de la esperanza de que en Jesús resucitado, más allá de la muerte, hay vida. Una vida diferente pero vida. Y una vida que creemos que es para ellos, y será para nosotros, vida en plenitud.
Creemos en la comunión de los santos… y, desde ella, oramos por todos nuestros hermanos… dediquemos en este día un rato de oración contemplativa… pensemos en el término de lo que hoy llamamos «vida» cara a la «vida eterna»…
SANTO y FELIZ DÍA A TODOS…