Para comenzar este tiempo, llamado Ordinario,
el Evangelio nos presenta un pasaje precioso.
Es aquél en el que Jesús, saliendo de su pueblo, comienza su tarea: anunciar la Buena Noticia del Reino.
“Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”.
Y para comenzar esta empresa, Jesús empieza “contratando obreros”. Parecería más prudente quizá haber madurado más el proyecto, o las estrategias… o haber hecho una selección de personal más cuidada… Y sin embargo, Jesús se lanza a llamar personalmente a los que ve: a Pedro, a Andrés, a Santiago, a Juan… Ya habrá tiempo de madurar, ha habrá ocasión de ir orientando la tarea. Ahora es tiempo de comenzar. Y para ello asocia a algunos para que, con Él, puedan llevar adelante el querer de Dios.
Hoy en nuestra Iglesia, Jesús sigue llamando. Porque la obra que Él comenzó aún no se ha completado. Ya está la semilla sembrada, pero aún no ha llegado su efecto a todo ni a todos. Por eso Jesús hoy sigue llamando. A unos, para que vivan como Él, en pobreza, castidad y obediencia, en comunidad de vida, sirviendo a otros. A otros para que presidan la eucaristía y la comunidad, con la palabra y con la vida. A otros más para que salgan a todos los rincones del mundo y evangelicen con su presencia, con su trabajo, desde la familia y desde la presencia en la sociedad.
La pastoral vocacional es una urgencia en nuestra Iglesia de hoy. Porque Jesús sigue necesitando corazones y manos para que el Reino de Dios llegue a más corazones y a más rincones de nuestro mundo. A cada uno nos llamará a un camino propio, según nuestras cualidades, nuestra historia… y según su voluntad.
Quiera el Señor que el próximo Sínodo de los Obispos de este año sobre “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” puede ayudar a buscar su vocación a los más jóvenes, y a todos a recordar la nuestra.
FELIZ DÍA A TODOS