Del evangelio de hoy me quedo con una paradoja.
Jesús envía a los Doce de dos en dos como misioneros.
Les pide que no lleven encima casi nada, lo cual nos deja desconcertados a quienes nos sentimos aludidos por ese mismo envío. Pero, previamente, les había regalado algo importantísimo: “poder sobre los espíritus inmundos”.
Con sólo eso les era suficiente para evangelizar.
Hoy le tendríamos que pedir al Señor que nos conceda a raudales ese extraño poder. Lo exige la endeblez y flaqueza de nuestros jadeantes esfuerzos misioneros, tan tercamente ineficaces.
¿De qué poder se trata? ¿Con qué poder capacita Jesús a los Doce?
¿Qué clase de poder tenemos que pedir a Dios para evangelizar hoy?
FELIZ DÍA A TODOS…