Hoy es MIÉRCOLES SANTO… y caemos en la cuenta de la grandeza de la libertad que se nos ha concedido a todos y cada uno de nosotros…
El evangelio muestra con claridad esta libertad mayúscula de que gozamos. Tenemos, en primer lugar, una palabra libre ante Dios: «¿Soy yo acaso, Maestro?», pregunta Judas. «Tú lo has dicho», dice Jesús. Nuestra palabra tiene consistencia delante de Cristo, incluso cuando es una palabra blasfema, envenenada. Tenemos también, en segundo lugar, una misión libre ante Dios: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?», dicen los discípulos. «Id a la ciudad», dice Jesús. Nuestro servicio tiene consistencia delante de Cristo, incluso si es un servicio torpe o ingenuo. Podemos inquirir a Cristo y obedecerle, podemos hablarle y servirle… Ahora bien, nuestra palabra y ofrenda, que son libres ante Dios, acabarán corrompiéndose si no se convierten poco a poco en lo que están llamadas a ser: palabra y ofrenda libres con y para Dios.
Dejemos hoy que la libertad del hombre llegue hasta nosotros en todo su misterio, que Cristo nos diga a cada uno: «Tú lo has dicho». Y al hablarle, ¿será nuestro diálogo el culmen de la amistad o el comienzo del desencuentro?
FELIZ DÍA A TODOS…