Jesús nos enseñó a mirar la realidad con los ojos y la inteligencia de la profundidad; “puso en crisis” nuestras relaciones, nuestro sistema de valores –especialmente los religiosos-: «No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre…; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa… el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará… El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado… El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro.»
Con estas palabras, que Mateo pone en boca de Jesús, nos enseña el Maestro el arte de la fidelidad, de la fe comprometida con una nueva Alianza y un nuevo orden cosas. Jesús nos hace ver que la fidelidad trae conflictos, situaciones de encrucijada en que hemos de elegir y comprometernos.
Hay, pues, una pregunta que en este día nos acompañará: ¿Soy fiel a la Alianza de Dios con nosotros? ¿Soy partícipe de una ritualidad vacía, descomprometida? ¿Son la compasión, la misericordia, las decisiones radicales, la misericordia sin medida, las características de mi fe?
Pidámosle al Espíritu que anime nuestra fidelidad y la vuelva expresiva en el compromiso por una transformación de las relaciones entre nosotros y entre nosotros y Dios.
FELIZ DÍA A TODOS…
especialmente a todas las que hoy celebráis vuestra onomástica…
gracias por vuestra colaboración en toda la pastoral de este Santuario…