Se hacía difícil para los judíos escuchar a Jesús.
La oferta era ciertamente atractiva, pero les sacaba totalmente de los caminos trillados a que se habían acostumbrado. Frente a Jesús ya no eran los que conocían la ley.
Tampoco podían presentar mérito ninguno.
Simplemente tenían que aceptar lo que Jesús decía.
Seguir a Jesús de verdad exige siempre dejarlo todo y ponerse en sus manos. Hay que abrirse a la acción de Dios que nos guía por caminos insospechados.
FELIZ DOMINGO…
día del Señor y de la Familia Cristiana…