Ninguno estamos libres de caer en el mal. Con la Palabra de Dios debemos confrontarnos nosotros, no los otros. Por ello, aunque haya pecados abominables en nuestra Iglesia que denunciamos con dolor, hoy nosotros nos palpamos la ropa y miramos a nuestro interior pidiéndole la gracia de no sucumbir jamás al pecado de ningún tipo contra seres inocentes.
UNA IMAGEN… UNA PALABRA
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- ES DOMINGO…