En Jesús, Dios es don continuo y desinteresado de amor por la Humanidad. Pero al verse sanado, uno de los leprosos, regresa a dar gracias a Jesús. Da gritos de nuevo, pero esta vez son de alegría y alabanza. Agradece a Jesús su bondad y obtiene de Jesús también la sanación del corazón: “tu fe te ha salvado”.
La actitud del leproso sanado es la expresión de gratitud propia de quien siente que ha encontrado el amor sin prejuicios, de quien ha encontrado el amor que restaura su dignidad atropellada.
Mientras Dios es don de gratuidad, el leproso sanado se convierte en despertar de gratitud. Estamos llamados a descubrir la presencia de un Dios que se brinda a nosotros y que desde la creación y la historia nos dice que nunca nos abandona… pero también estamos llamados no solo a dar, sino a darnos, porque es la mejor manera de ser agradecidos con él.
Feliz Domingo… día del Señor y de la familia Cristiana…