Jesús está enseñando en el templo, con una autoridad que los Sumos Sacerdotes y los Ancianos del pueblo no tenían, pues no hacían lo que decían, y sus simpatizantes se estaban marchando con Jesús.
Ante la pregunta capciosa de sus adversarios, Jesús no se deja acorralar y responde con otra pregunta muy sabia, pues ante todo buscaba su salvación. Ellos deliberan juntos pero no responden a esa pregunta, siguen metidos en sus intereses e intentan quedar bien ante la gente.
Cuando nos quedamos en nuestros planes, gustos y apetencias, no buscamos la voluntad de Dios y sólo si no entendemos el arrepentimiento que predicaba Juan Bautista, tampoco entraremos en la gracia que Jesús vino a traernos.
Feliz día… Dios te bendice…