Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

El pasaje evangélico de hoy, nos muestra, una vez más, la entrañable misericordia de Jesús con todos los que se acercaban a él en busca de ayuda, en este caso un leproso: “Quiero, queda limpio”. Sabemos que la misericordia de Jesús, que brota de su amor hacia todos nosotros, presidió toda su vida… y la sigue presidiendo. Cuando nos acercamos a Jesús nunca hemos de hacerlo con miedo, como ante un posible juez severo que nos va a echar en cara nuestros defectos. Hemos de acercarnos ante el que, si se lo pedimos, quiere curar todas nuestras heridas, todas nuestras posibles lepras. “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. Y en su permanente línea de amor, nos seguirá mostrando el camino para que vivamos nuestros días y nuestras noches con ilusión, con sentido… y llenará nuestro corazón de esperanza al asegurarnos que después de nuestra muerte nos está esperando para invitarnos al banquete de su amor: “Venid, benditos de mi Padre a disfrutar del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”. Un día más, no dejemos de pedir a Jesús que permanezcamos siempre con él, en su amistad, que nos se nos ocurra darle la espalda y adentrarnos por otros caminos. Su camino sabemos bien donde desemboca.