En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo Hoy es Miércoles 07 de Octubre XXVII Semana Ordinario Nuestra Sra. del Rosario Según la tradición la Virgen María se le apareció a santo Domingo de Guzmán en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y se lo entregó para que lo promoviera. Con el tiempo se fue difundiendo el rezo del rosario para contemplar los misterios de Cristo bajo el amparo de María.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 26-38:En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, «porque para Dios nada hay imposible»».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
Palabra del Señor
Reflexión: Hoy es el día de la Virgen del Rosario, los cristianos estamos bajo su protección. Cuando invocamos en las letanías el nombre de María, le hemos añadido sobrenombres que llaman al consuelo, al auxilio, a la alegría, como Madre de Dios y Madre nuestra. De ella hemos heredado la apertura de nuestro corazón lleno de confianza hacia Dios, pero ella siempre nos indica un camino para llegar a Él, su Hijo: “Haced lo que Él os diga”.
Con ella recibimos esa fuerza del Altísimo que nos cubre con su sombra y disipa toda duda, a pesar de que su fuerza desencaje nuestros proyectos. Necesitamos de la mirada de María, para volver sobre los pasos de Jesús y comprender que era necesario la presencia de Dios, para que el diálogo de la salvación se llenara de plenitud, de realización, de plena revelación.
“Hágase en mí según su palabra”: No es una frase fácil de pronunciar. Se necesita un corazón disponible, servicial, que comprenda la grandeza de Dios, que comprenda su habitar entre nosotros. María comprendió que en su sacrificio se abría la salvación para la humanidad. Confiarse en las manos de la Providencia, en las manos de Dios, supone una apertura de mente y corazón para que Dios actúe como salvación. Con María se abrió un horizonte de esperanza para la humanidad. Su libre adhesión a Dios procuró que la esperanza se abriera a la humanidad.
Oremos, para que, con María, sepamos pronunciar nuestro “fiat” a Dios por la humanidad. Que su implicación en el proyecto de salvación nos encamine hacia una mayor profundización en nuestra fe, al servicio de quienes en este mundo sienten el sufrimiento y el pesar de la existencia. Que en María encuentren el consuelo de Dios.
_* Dios te bendice…* “Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti. Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana.
No deseches mis humildes súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén”.