En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
Hoy *Domingo de la Palabra de Dios * 23 Enero. Tercera Semana Tiempo Ordinario.
San Lucas 1, 1-21
Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmiteron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista;
a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Palabra del Señor
Reflexion “Hoy se cumple”
Pero no se trata únicamente de saber que formamos todos parte de algo más amplio sino también de que puede ser mejorado. Jesús intervino en algunas de las instituciones de su tiempo, hoy lo hace en la sinagoga de su tierra, pero su actuación le da un calado profundamente transformador.
Otros leyeron y escucharon mucho antes que él los textos del profeta Isaías, también hablarían de salvación, de nuevas posibilidades, seguro. Pero Jesús activó esa palabra y la tradujo en un “hoy”.
La novedad no reside en la potente garra del texto, en el deseo de liberación para los cautivos, en la recuperación de la vista, ni si quiera en el año de gracia anunciado. Lo grandioso es que, a través de él, se abre la posibilidad de que todo lo que anuncia comience a ser realidad.
En sus palabras de “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír” Jesús engarza esa posibilidad con nuestra capacidad de escucha, de transformación y de compasión hacia los otros.
Hoy, somos nosotros, los que tenemos la posibilidad de escuchar juntos, de establecer un diálogo los unos con otros, de dejarse interpelar por la Palabra y desde ahí, crear caminos de Fe auténtica. Quizá esto exija profundos cambios en nuestras mentes, comunidades e iglesias. Pero también quizá sea esto aquello que permita dejar espacio en medio de nuestras vidas para que sea la fuerza de la Palabra y de los Sacramentos la que anide en ellas. Así quizá, podamos comprender que hay muchos que siguen necesitando encontrarse con Cristo, salir de sus cautiverios injustos, o ver perspectivas menos dolientes en su día a día. Sin duda son ellos los que nos reclaman que tenemos que hacer posible ese “hoy” del anuncio, necesariamente fraternal, del evangelio.
_* Dios te bendice…* Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaria, Gloria.