Tres eran tres… Los dos primeros creen la responsabilidad y caminan haciéndola fructificar. No, no buscan su bienestar, no guardan para sí, no se encierran en sí mismos, no calculan… al contrario, sin buscar méritos, trabajan para que las capacidades que Dios les ha dado vayan fructificando con la vista puesta en la responsabilidad que el Señor les ha confiado. Hasta tal punto es cierto todo esto, que el propietario, al recibir las ganancias de los dos empleados les dice que han: “sido fieles en lo poco”. Esto significa que el Señor no pide cosas extraordinarias sino que no se tenga miedo a asumir los riesgos del camino de tal forma que se pueda llegar al final del camino con aquella famosa afirmación; “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.
Pero… ¿y el tercero? No quiso arriesgar y escondió el talento bajo tierra. Favoreció una actitud pasiva. Además trata de justificar su proceder: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. Tiene miedo… ¿a qué o a quién? Tiene miedo a vivir… ¡está tan acostumbrado!… por eso es tratado de: “negligente y holgazán”. El miedo a asumir las propias responsabilidades, nos lleva a una forzosa resignación, a ocultar nuestras capacidades y no poner en común nuestros talentos. Nos lleva a tener: “miedo a la libertad”, a no darnos cuenta que ser católico hoy (y siempre) es riesgo, no dejarse llevar por la rutina, la comodidad, la pereza, la pasividad…
¿Qué nos pide hoy el Evangelio? Que revisemos nuestra vida de creyentes. Es mucho lo que recibimos del Señor pero necesitamos hacerlo fructificar sin miedo a “dar la cara por Cristo”; luchando por caminar con pasión evangélica que se traduce en madurez cristiana-católica en todo lo que somos y hacemos: valor, coraje, dedicación… Recordando que, ya san Agustín, nos decía: “Dios que te creó sin ti no te salvará sin ti”.
FELIZ DOMINGO… DÍA DEL SEÑOR… DE LA FAMILIA CRISTIANA