Comenzando este «tiempo de oportunidades» que es el Adviento,
nos vemos celebrando la fiesta de San Francisco Javier, que como otro san Juan Bautista, nos sigue diciendo que en el mundo existen millones de personas que no han conocido la Buena Noticia. Pero, tal vez si viniera hoy, a golpe de campanilla nos diría que también existen otros tantos millones que aún habiéndolo conocido y aún estando bautizados….viven como si nunca hubiesen oído hablar de El.
Que San Francisco Javier nos haga recuperar el encanto de creer y de esperar en Cristo, el Señor. Para ello es bueno sentarnos tranquilamente y saciarnos de los próximos días que se acercan. No precisamente de turrón y sí de fe y de esperanza en Dios.
Un 3 de diciembre de 1552, a las puertas de China, muere a los 46 años en la más absoluta soledad recordando, estoy seguro, la tierra que le vio nacer, el castillo donde creció y del cual marchó y el Cristo de la sonrisa que lloró lágrimas de sangre cuando el santo cerró los ojos a este mundo.
SAN FRANCISCO JAVIER, ruega por nosotros.