En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Domingo 21 Enero – ciclo B. Tercera Semana Ordinario. Santa Ines
Evangelio según Marcos 1, 14-20 Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
Palabra del Señor
Reflexión En San Marcos el ir detrás de Jesús significa ir con Él para aprender, para ser “alumnos”. Para escucharle, ver lo que hace, cómo se comporta y descubran cómo el Dios, en el que creen, está actuando en Él. Ir detrás es aventurarse a intentar hacer lo que Él les enseña. Detrás de Él para dejarse corregir y ver la novedad que pone Jesús en sus vidas. Así los alumnos se convierten, poco a poco en discípulos que después serán los que tengan que enseñar lo que han aprendido junto a ÉL.
El personaje principal de la llamada es Jesús. Los que van a ser sus seguidores aparecen sorprendidos en sus faenas y solo se convierten en discípulos cuando abandonan sus ocupaciones y siguen a Jesús. Se trata de narraciones reducidas al mínimo, donde no vemos ningún esfuerzo por precisar los rasgos de los personajes, ni por explicar lo que les ha pasado en términos psicológicos. Sólo narra la respuesta abandonar sus ocupaciones, para descubrir la oferta que les hace, es decir su misión. Todas las reticencias humanas quedan borradas de golpe, pues Dios ha entrado en escena, a través de la persona de su Hijo Jesús.
Todo el evangelio puede considerarse como un “manual para el seguimiento cristiano. Nos aclara lo que significa ser discípulo de Jesús y por eso ocupan un lugar importante en todo el evangelio. El seguir a Jesús es un camino y un camino hacia Jerusalén, un camino hacia la entrega. Un camino de entrega. Es caminar detrás de Jesús. Los doce comparten con él la vida, son testigos excepcionales de sus milagros, oyentes privilegiados de su enseñanza más profunda. Son como tres años de catequesis, catequesis no doctrinales, sino experimentales, desde la experiencia.
Ser discípulo de Jesús, siempre y hoy también, significa responder a su llamada y seguirlo, es decir, vincularse a su persona. Dejarse acompañar con Él. Identificarse con su estilo de vida. Compartir su mismo distinto en fidelidad y disponibilidad a las exigencias que lleva consigo el seguimiento. Ser discípulo de Jesús supone, colaborar en su misma misión. Congregar a los que están perdidos, marginados y dispersos. Anunciarles la cercanía del Reino de Dios. Dar testimonio de lo que hemos experimentado junto a Él.
Jesús desde el principio toma la iniciativa, su movimiento hacia delante, hacia las vidas de los seres humanos. Jesús sigue tomando la iniciativa y sigue llamando a personas a seguirle a ir tras de Él. Hoy, Jesús, nos sigue llamando a personas, en nuestra sociedad y en nuestras ocupaciones diversas. Nos hace la oferta a seguirle. Oferta existe ¿Hay disponibilidad? ¿Se escucha? ¿Se nos, percibe? La superficialidad de nuestra vida, el estar centrados sólo en nosotros mismos y en nuestros intereses, hace que nuestros oídos permanezcan cerrados a esa llamada y hoy no haya muchas personas que perciban y necesiten esa llamada.
Nosotros estamos llamados a hacer la propuesta de llamada que Jesús sigue haciendo en nuestro mundo de hoy. Llamada a ir detrás de Él y desde esa llamada dar un sentido creyente a nuestra vida.
Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.