Santuario Nuestra Señora de los Milagros

HOY CELEBRAMOS…

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Martes XVI Ordinario, año par
Santa Brígida Madre de familia, religiosa católica después, mística, escritora y teóloga sueca. Fundadora de la Orden del Salvador. Fue declarada santa por la Iglesia Católica en 1391. Es considerada la santa patrona de Suecia, patrona de Europa y de las viudas

Evangelio según San Juan 15, 1-8 : En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor

Reflexión. Hoy abandonamos la lectura continua propia del tiempo ordinario, y la liturgia nos ofrece unos textos bíblicos que se supone quieren ilustrar el modo de situarse y de actuar que asumió en su vida la santa cuya fiesta celebramos: Santa Brígida, patrona de Europa.

Y tengo la impresión de que esos textos se focalizan en una única idea clave: el Señor Jesús como único lugar y posibilidad de vida auténtica.

Empezamos con el pequeño párrafo de la carta de Pablo a los gálatas. Y voy a poner la atención en unas palabras en las que tal vez no nos fijamos demasiado porque poco después el apóstol hace afirmaciones aún más audaces.

Pero hoy vamos a intentar profundizar un poco en la primera frase de la lectura: “Para la Ley yo estoy muerto”. Pablo habla de la Ley judía, que tiene su origen en Moisés (diríamos que los Mandamientos que todos aprendimos en algún momento), pero que reflexionada, evolucionada, desarrollada y concretada, se convirtió en un conjunto de más de 600 leyes que era imprescindible cumplir para ser “agradable” a Dios. Muy pocos la conocían y en consecuencia todos ellos eran pecadores porque no podían cumplirla. Otros conociéndola no la cumplían. Y por último, aquellos que la cumplían, corrían el riesgo de creer que su cumplimiento les otorgaba méritos y derecho a la bendición de Dios. Pablo, en otros pasajes, explica que él pertenecía al grupo de los estrictos cumplidores de la Ley. Pero se ha encontrado con Cristo y ya no hay ninguna ley más importante para él, se sabe totalmente libre frente frente a ella. Sólo sirve Cristo y vivir en Él.

El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante
Así, el evangelio abunda en la misma idea que Pablo nos ha transmitido. Juan, a través de la alegoría de la vid y los sarmientos, explica de manera sencilla y comprensible la centralidad de Jesús en la vida. Sólo formando parte de Él circula la savia de la vida verdadera que nos permite crecer, florecer, dar frutos. Camino único, desde el punto de vista creyente, para llegar a ser nosotros mismos. Y promesa de futuro que camina hacia la plenitud, aunque hayamos de tener en cuenta y experimentar las podas que la propia vida trae consigo. Y es que, si permanecemos en Él, si la raíz de nuestro ser la constituye ese Jesús del cual Pablo vive, iremos descubriendo lo esencial, aquello que reconocemos como nuestras necesidades y deseos más profundos precisamente porque se identifican con el Señor al que queremos seguir y del que queremos vivir.

Si es eso lo que pedimos al Padre (y no tantas cosas secundarias con las que a veces intentamos negociar con Dios) podemos confiar en que lo vamos a recibir. Y en que nuestra vida, incluso sin que muchas veces seamos conscientes de ello, dará frutos abundantes de amor, como expresión y manifestación del AMOR que Dios es y nos tiene a cada uno de sus hijos.

Hoy puede ser un buen día para profundizar en lo que significa para nosotros estar insertos en la vid que es Cristo, siendo su exprés más plena en esta vida: la comunión eucarística.

Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.