Amanece “el día después” en el Santuario. Un fin de semana intenso, el sábado la respuesta masiva en el rezo del “Rosario de Antorchas” y el domingo para celebrar la Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, como broche de este intenso Novenario en el que tantos fieles se acercaron al Monte Medo a honrar a la Madre y participar en las Eucaristías.
Desde aquí, queremos dar de nuevo las gracias a tantos y tantos devotos que con fe se han acercado estos días al pie del altar de Nuestra Señora, con profunda fe y devoción cumpliendo sus promesas y acercándose a María, nuestra Madre, y también a los que han participado desde cualquier parte del mundo a través de las Eucaristías por internet o por los distintos medios de comunicación.
Por supuesto sin olvidarnos de un especial agradecimiento a todo el equipo de personas que con sus distintas tareas hacen posible llevar a cabo esta manifestación tan multitudinaria de Fe, el buen funcionamiento de esta Novena-Misión: los Sacerdotes en la concelebración de las eucaristías, en las confesiones esperando a los penitentes que buscan el reencuentro y la reconciliación con Dios, los Diáconos, Seminaristas y Seglares en sus tareas litúrgicas como lectores, acólitos y ministros de la Comunión así como acompañando y animando a los peregrinos, las Hijas de la Caridad en la sacristía, acogida, escucha, …, los Hermanos en los quehaceres encomendados, los Organistas y directores de cantos que ayudaron a hacer más participativa y alegre la celebración de las distintas eucaristías, los Seglares, a todos y a cada uno de ellos, el agradecimiento.
“Y pasó una tarde y una mañana… el día después.”