No querer saber nada. Apartar la mirada para no ver lo que duele.
Pretender no ser responsable de las propias decisiones.
Refugiarse en el olvido o en la ignorancia de quien no quiere que nada le salpique.
Huir, al fin y al cabo.
Es lo que hace Pilato. Negar lo que es evidente. Acceder al abuso, aun sabiendo que es injusto, para evitarse problemas.
Y así seguimos. Hoy esa negación se llama indiferencia; o se llama ceguera; se llama justificación de lo que no es posible.
Nadie quiere ser responsable, pero tus hijos siguen muriendo en tantas cruces injustas…