A veces necesitamos categorías. En realidad, siempre.
Nos permiten llamar a las cosas de una forma u otra, y nos ayudan a comprenderlas.
Nos enseñan a trazar mapas del mundo, de sus gentes…
Las palabras, los conceptos, las realidades que hay detrás, son un arma de doble filo.
Por una parte, nos ayudan a situarnos y comprender las cosas.
Por otra parte, corremos el riesgo de que nos acartonen la mirada,
nos adormezcan la sensibilidad o nos cierren los ojos ante la verdad primera que nos une:
somos, antes que nada, humanos, hermanos e hijos de un mismo Dios.
Feliz día a todos