LA TERMITA ESPIRITUAL
Cuando llegan las fiestas patronales o, incluso, desfilan los valiosos y artísticos conjuntos procesionales en la Semana Santa. Cuando, las romerías, se constituyen en un momento donde sale a pie de calle la fiesta o el fervor popular me pregunto:¿Hay algo detrás de todo ello? ¿No nos habremos quedado con la fachada pero sin vida interior?
Y hablándolo hoy con un compañero sacerdote me comentaba que nos puede ocurrir como al madero afectado de termita: por fuera aparentemente está bien pero, por dentro, está vacío.
-¿Sirve de algo una piedad popular sin una conversión personal?
-¿Merece la pena conservarla si, su práctica, no lleva a un conocimiento y seguimiento de Cristo?
Y es que, a cualquier precio, no podemos mantener aquello que tal vez sirva para nuestra distracción, para nuestro ego ,para alimentar raíces culturales o patrimoniales pero (por dentro) dejaron de ser referencia espiritual.
La clave para discernir si vamos en la dirección adecuada es si, con todo ello que celebramos, conseguimos tener más identidad cristiana o por el contrario repetir gestos pero que dejaron ya de tener contenido.
Y lo más importante ¿seremos capaces de sustituir y apartar aquellas vigas que consideramos afectadas por esa termita espiritual? ¡Casi na!
UNA IMAGEN… UNA PALABRA
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