Esta mañana he ido a la ciudad… Muchas tareas llevaba en mi «haber»… pero, al pasar por el centro
y encontrarme con la Iglesia abierta, entré para saludar al Señor. Y fue entonces cuando me dí cuenta:
¡Qué sólo está el Señor en el Sagrario!
Muchas idas, venidas… mucho ruido fuera… muchas personas que pasan indiferentes por delante de la puerta abierta de esta Iglesia… Se oye el alto hablar de las personas en : la frutería, el bar, la pastelería… pero… ¿y dentro?…
!Qué sólo estás Señor!
Parece que ya no tenemos necesidad de pasar un rato en silencio orante con el Señor…
Ojalà todos los curas, al finalizar la misa dominical fuéramos capaces de decir: ¡¡¡ No olvidemos de realizar alguna visita al Señor Sacramentado durante esta semana!!!. Que las iglesias son para algo más que para celebrar… y posiblemente estuviesen todas abiertas si fuésemos capaces de abrir también nuestros corazones y el Señor no estuviese solo. Porque, digo yo que también las Iglesias son para estar a solas con Dios, para romper con el ruido, para adorar y…para agradecer lo mucho que Dios nos da.
Me hace gracia el cartel al pie del altar: «ATENCIÓN ALARMA CONECTADA». Ojala sonase. Significaría «cristiano detectado».
¿Dónde están aquellas «Marías de los Sagrarios»… de las que me hablaba tantas veces mi difunta abuela?… ¿Dónde quedan aquellas fechas en las que, al toque del ángelus, mi difunto abuelo se descubría, paraba sus labores agrícolas y, mirando hacia el campanario, musitaba el rezo del Ángelus? ¿Dónde hemos dejado la fortaleza de la fe… y dónde bebemos para vivir con dignidad nuestro ser cristiano?
Me voy, Señor, aquí te dejo mi pena y la ingratitud del que olvidó lo mucho que hiciste por este tu pueblo.
UNA ÚLTIMA PREGUNTA: ¿SAGRARIOS HUÉRFANOS, ABANDONADOS… O CRISTIANOS PERDIDOS?