Ahhh !!! Los cuánto necesitamos los dones el Espíritu.
Sí, lo dones para poder decir que “sí” a Cristo, el Señor, a su evangelio, a la fe…
esto quiere decir muchos “síes”.
Es elegir una forma de amor que merece la pena:
fiel, comprometido, luchador, generoso, profesante…
Es fijar los ojos –y el corazón- en Jesús de Nazaret, para aprender de Él en qué consiste ser persona, y cuántas posibilidades tenemos.
Es afirmar al prójimo aprendiendo a disfrutar del valor de cada persona.
Es encontrar mil posibilidades para llenar tus días.
Es mirar al mundo y aprender a leer lo que ves, descubriendo en cada persona valores, capacidades y talentos que apuntan hacia Dios.
Es optar por una forma de ser feliz.
¡Concédenos, oh Espíritu, disfrutar de tus dones y comprometernos con ellos!