Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

¡Caramba con el lenguaje apocalíptico del Evangelio de este Domingo!Domingo XXXIII Ordinario

Hoy es un evangelio un tanto catastrofista. Pero, al final, vendrá el Adviento y con él un mensaje de esperanza. ¡Necesitamos tanto un “ALGUIEN” que nos dé un poco de ánimo! Miramos el escenario del mundo: los atentados terroristas en París, los refugiados llamando a miles a las puertas de Europa, el ambiente creado en Cataluña, la corrupción e incluso, por qué no decirlo, algunos escándalos que se dan dentro de la propia Iglesia…..

Hay que reconocer que el contexto del mundo actual no es el más óptimo. Y mucho peor será si nos empeñamos en tutelar esta tierra sin el gran artífice que la creo: DIOS.

El Estado Islamista (con todo lo que ello implica), la globalización, la pobreza, los cristianos perseguidos a miles (con el silencio vergonzoso de Occidente), el miedo al colapso económico o incluso cultural de muchos países que se ven invadidos por otras culturas. Todo ello, y mucho más, son diagnósticos que, tal vez a más de uno, le pueden llevar a un decir: “paren esto que yo de aquí me bajo”.

Ello junto a la pérdida de conciencia cristiana, el relativismo puro y duro, los complejos de muchos de nosotros, la enemistad de muchos entes políticos con todo lo que suene a Dios….¿Será el final de los tiempos? No lo sé, pero sí que tengo clara una cosa: estamos en el cambio y salto de una época a otra y, por cierto, demasiado rápido e, incluso, de consecuencias trágicas. “Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán”. Nos empeñamos en jugar a ser dioses y, resulta, que somos incapaces de vivir primero como hombres.

Por lo menos, digo yo, no perdamos la esperanza y -todo ello- lo dejemos en manos de DIOS. En el Dios amor.