El verdadero templo está “en espíritu y en verdad”
y Cristo es el único enlace con la divinidad. Si esto es así, ¿cómo se explica la beligerante defensa que el mismo Jesús hace en esta ocasión del Templo? Jesús no despreció el Templo: Enseñaba en los montes, en la llanura, en el lago y, en sus últimos días, sobre todo en Jerusalén a la sombra del Templo. Lo cual nos está diciendo que debemos acostumbrarnos a ver a Dios en todas las cosas, pero también en los espacios donde ha querido vincular su presencia:
En los pobres, en la Palabra, en la Eucaristía, en la comunidad reunida en su nombre, en los pastores de la comunidad, en la naturaleza y en la historia, en la propia conciencia… que son Templo de Dios
FELIZ DÍA A TODOS…