Esta es una felicitación hecha de buenos sentimientos,
como todo buen mensaje navideño. Pero hay que ser muy sincero con lo que uno pide, con lo que uno dice, con lo que uno expresa, para no llenar los párrafos de frases hechas y tópicos navideños que pueden no significar nada.
Estos días escucharemos tantas voces llenas de eslóganes nevados, de cantos y brindis sonoros, de palabras como paz, amor y felicidad, que quizás haya que intentar desear, de otro modo, que nazca el niño Dios en nuestras vidas. Allá vamos.
Este año, la “cena” va a ser buena. Pero no esperes aquí solomillito o sopa de marisco. En esta carta no nos especializamos en bogavante ni exquisiteces variadas. Por no haber, no hay demasiado turrón o polvorones, y no se brinda con cava ni con sidra, aunque si brindas estos días no te olvides de hacerlo a la salud de tanta gente que compartimos esta página, esperanzas, deseo de comunicar una buena noticia y más…
«Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Quirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El Ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y de pronto se juntó con el Ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor».»
FELIZ NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO A TODOS…