“Predicando en las sinagogas y expulsando los demonios”.
Así de conciso se muestra Marcos para resumir la actividad evangelizadora de Jesús. El texto del Evangelio de hoy podría ser, en efecto, un resumen del quehacer diario de Jesús: después de predicar en la Sinagoga cura enfermos, se retira a un lugar apartado para orar y se traslada a otra población, “para predicar también allí”. Jesús, consciente de su misión, se dedica por completo a anunciar la Buena Nueva, a invitar a la conversión y a hacer signos creíbles que avalen la anunciada cercanía del Reino; pero sabe reservarse sus tiempos. Sobre todo para orar, para ponerse en relación con su Padre, el que le había enviado. Pero también para estar con sus discípulos y amigos. De hecho, Jesús despliega toda su acción misionera y salvadora en relaciones personales, en el tú a tú. Es el Amor que nace de Dios y que se transmite de tú a tú a cada persona en una relación también de amor.
Ojo, porque no es cuestión de “hacer” muchas tareas, o de emprender grandes “proyectos”, o cosa de ideas a transmitir, o… No. La misión de Jesús, como la nuestra, adquiere todo su sentido, en el tú a tú, en el terreno del amor real y concreto. Por eso es preciso luchar, cada día, para que todos puedan decir: “mirad cómo se aman”.
FELIZ DÍA A TODOS…