Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA…

La lepra era la peor enfermedad conocida de la época: era horriblemente destructiva;Jueves I Semana

convertía a quien la padecía en agente transmisor de contagio;

y por ello inevitablemente era condenado al aislamiento social y a la cuarentena permanente.

Como toda enfermedad, para colmo de males, era considerada castigo de Dios por el pecado. El leproso, aislado, excluido y herido de muerte por la cruel enfermedad, se sentía además rechazado por Dios. Pero el leproso del evangelio, consciente de su lastimoso estado, confió en Jesús y decidió acudir a Él. Se acercó y de rodillas le rogó que le limpiara con una súplica magistral llena de reconocimiento, esperanza y humidad. Esa actitud alcanzó a Jesús en el alma hasta el punto de conmoverlo y reaccionar actuando inmediatamente en su favor. A Él le parte el corazón ver una vida humana destrozada y condenada al aislamiento y al infortunio. Y reacciona devolviendo la salud y reinsertando en el tejido religioso y social.

«La gloria de Dios es que el hombre viva» (S. Ireneo), pero todos hemos sido tocados por la lepra del pecado, del mal, que nos aleja del Amor del Padre y de la comunidad de hermanos, aislándonos en nuestro ego. Sólo Jesús puede salvarnos, liberarnos. Necesitamos ponernos de rodillas ante Jesús, confiarnos a Él, pedirle de corazón que nos transforme en hombres y mujeres nuevos: “Si quieres, puedes limpiarme”.

FELIZ DÍA A TODOS…