Las francesillas
- Las francesillas si bien no son plantas aromáticas, pero tienen gran estima y ocupan un lugar preferente en todos los jardines bien ordenados. A excepción del perfume, reúne muchas cualidades propias de una flor en grado muy alto: belleza y variedad en los colores, pequeña, pero muy apiñada en sus hojas.
- La francesilla tiene un bollo de pequeñas raíces, y por aquí se alimenta; sube encapullada sobre un palito recto y, en esto, nos dice que pertenece a la familia de la justicia. Sube recta, y forzada por el peso de sus hojas, se inclina hacia el Sol de justicia. Sube recta hacia Dios y da a Dios el tributo de honor, de gloria, de amor, de obediencia y sumisión que le es debido. La devoción, la oración, las preces y súplicas, el canto de himnos y salmos, el sacrificio, las ofrendas y oblaciones, los juramentos, votos y promesas, nuestras funciones religiosas, la construcción de templos y altares, todo esto pertenece a esta virtud: es religioso el que la tiene.
- La Virgen María pagó a la justicia divina el tributo de amor, de adoración, de obediencia, que le debía; pagó no sólo por ella,sino por todos los hombres. Al pie de la cruz ofreció en sacrificio voluntario a su Hijo y a sí misma.
- ¿Debes a Dios alguna cosa? ¡Ay! mucho y muchísimo. Le debes primeramente amor, le debes honor, le debes acción de gracias, le debes obediencia, respeto, oración, alabanzas y súplicas… se lo pagas, ¿y se lo pagas bien? Medítalo… ¿Das a Dios aquel homenaje de obsequios que le es debido? Examina bien tu conciencia: da un paseo por el jardín de tu alma, y mira cómo están las francesillas, mira cómo pagas a Dios estos tributos. No basta tengas escondidos allá en los adentros tus buenos sentimientos religiosos: vean tus obras buenas, y glorificarán los prójimos a tu Padre que está en los cielos: has de dar de ellos un testimonio público; así te lo pide la religión.
Oración: Madre y Señora mía… recibe estas flores; acepta estos mis propósitos. Yo me obligo a dar un público, sincero, inequívoco y fiel testimonio de amor, de respeto, de obediencia, de gratitud, de adoración a mi Dios en los tiempos y en todas las circunstancias de mi vida. Recibe, hortelana mía, recibe mis resoluciones; a Tu cuidado confío estas flores y te pido me ayudes a vivir rectamente cara a Dios nuestro Padre. Amén.