La rosa de los vientos está para ayudarnos en cualquier aventura iniciada.
Así los navegantes bien saben que a cada rumbo le corresponde un viento:
la tramontana, el mistral, el siroco, el levante o el austro.
Marinos y exploradores, desde siempre,
se han servido de la característica
y personalidad de cada viento para determinar el rumbo posible.
Fríos, fuertes, brisas marinas o de montaña, tórridos del desierto o los remotos del sur.
Lo mismo sucede al comienzo de cada año. Vienen los vientos. Unos se llevan cosas y otros las traen. Empujan o dificultan. Alivian o abrasan. Te aligeran o te hielan.
Es conveniente discernir y ver cuáles son esos vientos que aparecen en estos primeros compases del año para así izar nuestras velas y dirigirnos al puerto que señale el Espíritu.
FELIZ DÍA A TODOS…