Santuario Nuestra Señora de los Milagros

CON FLORES A MARÍA…

Clavel  carmesí y la zambacarmesí

  1. La zamba es una yerba cultivada en todos los jardines como odorífera y muy aromática. No tiene flor, pero unida a la familia de los claveles, los adorna, y éstos la embellecen a ella. Unida a estas flores se encuentra la perseverancia. 
  1. Cuando las penas y la contradicción son de larga duración; si continúan y no se ve el fin… necesitamos otra especial virtud perteneciente a la fortaleza y se llama perseverancia. El martirio es su acto principal y el más noble y heroico, y es sufrir con firmeza hasta dar la vida por Dios. Hay claveles que se presentan de color blanco, salpicados de sangre; éstos son los más propios para simbolizar esta virtud; pero como en la presión y en la tribulación se hacen actos de ella, necesitamos otra yerba que dé sus perfumes cuando la pisen y compriman: tal es la zamba (toronjina); y por esto forma con claveles un hermoso y fragante ramillete.
  1. La Virgen María, desde su inmaculada concepción hasta la encarnación sufrió porque nos veía sin redención. Bajado a su seno puro y virginal el Redentor, sufrió la persecución por causa de su Hijo. Muerto Jesús, sufrió la persecución que vino sobre la Iglesia, recién nacida, y sufrió con igualdad de alma hasta la muerte… y sufrió por nosotros un martirio espiritual que duró toda su vida, y le sostuvo con un ánimo siempre grande y heroico.

 

  1. Una pena prolongada muchos años y durante la vida entera del hombre, pone en último apuro y apura su paciencia; prueba su constancia, su firmeza y su valor. Examina bien tu conciencia, y mira qué haces, y cómo te portas en la prolongación de una tribulación venida por causa de la virtud. ¿Vuelves atrás? ¿aflojas? ¿reniegas del bien principiado?¡Ah! no busques esta flor sino en un jardín bien cuidado y cultivado. Venida la tribulación, y prolongándose ésta, ¿eres constante y lo fueras hasta morir? Medítalo bien y si no estás en esta buena disposición, te falta esta virtud; búscala, prepárate con tiempo y al presentar tu flor dirás a tu Reina:

 

Oración:

Señora y Madre mía:

Ahí tienes mi ramillete como señal de mi firmeza y constancia en vivir la fe. 

No me gusta sufrir pero estoy dispuesto a ello, hasta dar la vida, por ser fiel hijo tuyo y seguir a tu Hijo Jesús.

Mi vida te pertenece y mi sangre… te la ofrezco.

Yo prometo perseverar firme y fiel hasta la hora de mi muerte.

Acepta mi ofrenda. Amén.