Santuario Nuestra Señora de los Milagros

CON FLORES A MARÍA…

La vainillavainilla

 1. Esta planta llena todo el jardín de una fragancia muy fuerte; su flor no tiene belleza, pero sirve de adorno en los ramilletes y los perfuma. No puede tenerse en pie, necesita que se la sostenga. La unimos a la virtud de la continencia.

 2. La templanza, como virtud principal, modera, con la abstinencia y sobriedad, con la castidad y virginidad, con la penitencia y demás mortificaciones de la carne, las pasiones más fuertes del hombre: la continencia refrena las de orden inferior y tiene bajo sus órdenes, para conseguir este su objeto, la clemencia, la mansedumbre, la modestia, la humildad y la eutropelia. Depende la continencia de la templanza: es la templanza, con orden al freno de pasiones, de inferior orden; por esto la vainilla no se tiene de por sí sola.

 3. Como las pasiones en la Virgen María no se rebelaron, esta virtud le fue dada con toda la perfección que era preciso.

 4. Cuando sientes que te puede la tristeza y la melancolía, el temor y el miedo infundado, la osadía y el atrevimiento, el amor y el odio y otras pasiones ¿qué haces? ¿das libre expansión al movimiento? ¿extiendes las alas de la pasión y le das libre vuelo? Si así es ¡ay! las tienes que contener… las has de contener por entre el exceso y el defecto en un justo medio dictado por la recta razón. Promete hacerlo, propón practicarlo, y, al presentar a María tus resoluciones, le dirás:

 Oración:  

Señora y Madre mía:

Te ofrezco junto a un ramillete de violas, la vainilla,

emblema de la continencia y del freno que prometo poner a todas mis pasiones.

Recibe mi flor y haz que crezca siempre en el temor santo de Dios. Amén.