No sé si llamas de una manera muy estruendosa
o si me invitas a ir descubriendo lo que quieres de mí poco a poco.
Pero cuentas conmigo.
Anhelas que haga algo, que mi vida sea evangelio.
Me sobrecoge un poco pensar que mi vida es importante,
y sin embargo lo es. Cada día. Ahora mismo. Y mañana.
Tal vez seré palabra (tuya) para gente que necesita escucharla.
Tal vez seré ternura para alguien herido.
Tal vez seré cantor para apagar penas.
O profeta para denunciar males.
Tal vez aprenderé de ti el amor verdadero y lo viviré al forjar mil historias.
¿A qué me llamas, Señor?
FELIZ DÍA A TODOS…