En el texto evangélico de hoy,
aparecen de nuevo los enemigos de Jesús queriendo asesinarlo.
Su ceguera espiritual les impide ver la acción de Dios en las obras del nazareno.
No alcanzan a comprender cómo el Dios de la Alianza
pueda estar presente y manifestarse en Jesús.
Mucho menos son capaces de comprender eso de
“el Padre y yo somos uno” (v. 30) y le acusan de que siendo hombre se hace Dios (cf. v. 33).
Según el esquema teológico del evangelista,
no es que Jesús se haga Dios, sino que el Verbo es Dios,
y éste se ha hecho carne, ser humano.
Dios sale de su transcendencia, y baja a la realidad de nuestro mundo en su Hijo para salvarnos.
Jesús se despoja de todo poder mundano y egoísta
y se entrega por completo a llevar la alegría a los excluidos de la sociedad
y convoca a la gran familia de los hijos de Dios.
Por ello, hoy se nos llama a vivir la auténtica alegría que brota de la Buena Noticia de la cercanía de Dios.
FELIZ DÍA A TODOS…