Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

Las dos lecturas, que nos propone la liturgia de hoy,

terminan casi de la misma manera: siendo un canto a la vida. No podía ser de otra manera mejor al comienzo de semana, dado el tiempo pascual que estamos celebrando.

El evangelio pone en labios de Jesús, lo que ha sido la experiencia de los primeros discípulos. En Jesús ellos han experimentado la vida en abundancia que se les ha acercado y se les ha hecho presente. Si ha ocurrido así, es porque, como dice Jesús: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”.

Es la misma experiencia que han gustado otros discípulos después de ellos. Según la lectura de los Hechos de los Apóstoles, “también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida”.

¡Qué gozo! ¡Qué alegría! Que allí donde está Dios y su enviado Jesús, el crucificado resucitado, allí se está venciendo permanentemente la muerte y está floreciendo, en eterna primavera, la vida de los hombres y la vida en plenitud… ¡Qué maravilla y qué fuente de esperanza para los discípulos! Dónde están los ídolos, está la muerte; dónde está Dios y el verdadero Pastor de las ovejas, está la vida.

Al leer los textos de hoy, se me ha venido a la memoria el texto del Deuteronomio: “Te pongo delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando a Jahvé tu Dios, escuchando su voz, apegándote a Él, pues en eso está tu vida” (Deut 30, 19-20).

FELIZ DÍA A TODOS…