Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

Hoy, el Señor nos quiere iluminar sobre un concepto que en sí mismo es elemental, pero que pocos llegan a profundizar: guiar hacia un desastre no es guiar a la vida, sino a la muerte. Quien enseña a morir o a matar a los demás no es un maestro de vida, sino un “asesino”.

El Señor hoy está —diríamos— de malhumor, está justamente enfadado con los guías que extravían al prójimo y le quitan el gusto del vivir y, finalmente, la vida: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!» (Mt 23,15).

«Guías —les dice Jesús— ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello» (Mt 23,24). Todo está trocado, revuelto; el Señor repetidamente ha intentado destapar las orejas y desvelar los ojos a los fariseos, pero dice el profeta Zacarías: «Ellos no pusieron atención, volvieron obstinadamente las espaldas y se taparon las orejas para no oír» (Za 7,11). Entonces, en el momento del juicio, el juez emitirá una sentencia severa: «¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!» (Mt 7,23).

No es suficiente saber más: hace falta saber la verdad y enseñarla con humilde fidelidad.

Acordémonos del dicho de un auténtico maestro de sabiduría, santo Tomás de Aquino:

«¡Mientras ensalzan su propia bravura, los soberbios envilecen la excelencia de la verdad!».

FELIZ DÍA A TODOS…

y felicidades a los religiosos Agustinos,  religiosas Agustinas…

y a todos los que celebráis hoy vuestra onomástica…