Se abre un camino de salvación para todos los que creen en el Hijo de Dios, Cordero que quita el pecado de todo el mundo y que consagra y vuelve a restaurar la verdadera imagen de Dios que es cada ser humano.
Quedamos consagrados y proclamados por el mismo Dios Padre como hijos en el Hijo. Quedando claro que “Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea”.
Por pura gracia.
Feliz Domingo… recordemos nuestro Bautismo…