¿TIENE SENTIDO UN CARNAVAL SIN CUARESMA?
Era un antes y un después y, en el antes, existía la música, el desenfreno, la comida e innumerables excesos.
¿Y ahora? Ni más ni menos que «más de lo mismo». No es un punto y aparte. Al día siguiente de los carnavales la vida sigue por los mismos derroteros. La música da lugar a más música, el divertimento a la diversión, el ruido a más decibelios y el carnaval a más carnaval. Metaformosis antes, metaformosis en medio y metaformosis después. No es necesario esperar a estar fechas para «deslizarnos más allá de». Hoy, eso, está al orden del día.
Antes era impensable un carnaval sin cuaresma. Ahora, por el contrario, nos hemos quedado sin cuaresma pero con carnaval.
La historia se repite:
-En la Navidad nace Dios pero, muchos, ni se dan cuenta de lo genuino de esos días.
-La Semana Santa lejos de ser unos días de devociones en muchos se convierten en días de vacaciones
-Las fiestas patronales, en muchos casos, en momentos bacanales.
Fiestas que tenían su contenido han sido asaltadas por lo lúdico y, las consecuencias, son estas: descafeinadas, desnortadas y a la larga sin mucho futuro. El ocio, si no es extraordinario, llega a saturar.
Ojala, por lo menos algunos, intentemos con la llegada del MIÉRCOLES DE CENIZA a quitarnos disfraces, caretas y demás coloridos que no dejan ver el fondo de nuestras personas.
¿Será que al mundo le interesa que vivamos en un permanente ambiente carnavalesco? ¿Nos ayudará cuando, un día, nos dé el bajón y nos demos cuenta que en la vida no todo es carnaval?
Para meditar.
CARNAVAL? SÍ… como CAMINO hacia la CUARESMA
- UNA IMAGEN… UNA PALABRA
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