La violeta
- La violeta es una flor que, si bien no viene en el mes de mayo, se nos anticipa para darnos noticia que pasaron los hielos, se derritieron las nieves, y que está próxima la estación bella de la primavera. Va unida a la virtud de la modestia.
- Esta virtud, compañera de la templanza, mantiene en el ánimo su compostura interior y en el cuerpo la exterior contra su tendencia a honores, glorias, dignidades, grandezas, ciencias, ornato exterior del cuerpo, gestos y movimientos en las diversiones lícitas. La violeta esconde su flor entre las hojas: la modestia cubre con sus actos externos lo que siente y tiene de grande y se presenta a los ojos de los demás como una flor pequeña, pero muy aromática, y es la primera que nos anuncia el buen tiempo y las delicias de que gozará en el paraíso el hombre modesto y ordenado en todos sus ímpetus interiores y gestos exteriores.
- Ni antes de ser elevada a la altísima dignidad de Madre de Dios y de Reina de los cielos y tierra ni después tuvo María en su ánimo movimiento alguno que la descompusiera, desarreglara ni desordenara. Lo que tenía de Dios, lo ordenaba a Dios, y lo que tenía de propio, lo atribuía a sí misma.
- Le vas a presentar hoy la modestia, esto es, un todo ordenado y bien compuesto en el alma y en el cuerpo. Entumecerse, hincharse y ensoberbecerse es tomar una figura espiritual monstruosa. Evita esta descompostura y al poner tu flor en manos de María, dile:
Oración:
Señora y Madre mía:
Por la presentación de este mi ramillete yo me comprometo hoy a guardar siempre modestia interior y exterior.
Recibid una flor que tanto Vos amasteis: aceptad mis resoluciones y haced que tengan fuerza y eficacia. Amén.