Santuario Nuestra Señora de los Milagros

CUARTO DOMINGO ADVIENTO

Oh Adonai,img_4987

Pastor de la casa de Israel,

que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente

y en el Sinaí le diste tu ley,

¡ven a librarnos con el poder de tu brazo!

El adviento es tiempo de disponerse a algo grande –pero que a veces queda silenciado ante el folklore de diciembre-. Porque cuando llega algo que esperas con ansia, ¡anda que no le das vueltas! A veces hasta te quita el sueño, por la ilusión, la incertidumbre, el deseo de que las cosas lleguen, de ver a ese ser querido, de saber el resultado de un examen muy importante para ti, de tantas cosas. ¡Pues lo que estamos esperando es alucinante, grande, inmenso!

Es tiempo de disponernos a un encuentro, algo que no por sabido deja de ser nuevo. Un encuentro con un Dios al que, una vez más, admiramos como ser humano. Un encuentro con una lógica (la de la encarnación, un Dios capaz de hacerse humano con todas sus consecuencias), que nos desborda. ¿Cómo prepararse? Desde la gratitud por lo que uno tiene. Desde la escucha de esas promesas de un Dios que te dice: «vengo a tu mundo, a tu vida, a tu historia, para estar presente ahí. Vengo a ti.»

FELIZ DOMINGO A TODOS…

YA ESTÁ CERCA…