Esta mañana amanecimos envueltos en un manto de niebla que poco a poco fue desapareciendo para dejarnos a partir del mediodía un día soleado.
A pesar de eso, a las 7:30 h comenzábamos la primera Eucaristía de la mañana con gran afluencia de peregrinos. Todas las celebraciones con gran afluencia, a pesar de las dificultades dadas debido a las normas sanitarias y al aforo limitado del Santuario, la participación en silencio y oración en la explanada y el seguimiento de las celebraciones a través de la megafonía externa habitada para ello.
A lo largo del día, en las Eucaristías y más especialmente a las 19 h. con el Don José Manuel Salgado Pérez, presbítero de la Diócesis de Ourense, reflexionamos sobre que Jesucristo, el Hijo del Dios de la vida, ha querido nacer y crecer en una familia humana. De José, María y Jesús aprendemos que la familia es santuario del amor. Los cristianos estamos llamados a anunciar la alegría del amor fiel y fecundo y el Evangelio de la vida en medio de nuestra sociedad. Miramos a la Virgen de Nazaret, la mujer y madre del amor y de la vida.
Así, hoy pedimos hoy, en el marco de este año especialmente dedicado a la familia, por las todas las familias y para que el don de la vida sea respetado desde el momento de la concepción hasta su fin natural.
Pasó una mañana, pasó una tarde el día quinto.