Toda la noche lloviendo a cántaros, a pesar de las inclemencias meteorológicas todo preparado para recibir a los jóvenes, y llegaron, a partir de las cinco de la mañana recibíamos en el interior del Santuario a los valientes jóvenes que llegaban con ilusión al pie de la Madre.
En un hermoso ambiente de oración, en la acogida se invitaba a presentar las plegarias escritas ante el altar.
Ya a las 7:30 h comenzaba la eucaristía presidida por el Vicario Episcopal para los laícos, familia y vida Ilmo. Sr. D. Francisco López Gómez, compartiendo la reflexión sobre ¡Que haya cercanía a los jóvenes, que son la alegría y la esperanza de la Iglesia y del mundo! Así nos invita el Santo Padre a celebrar el Jubileo del próximo año, conmemorando el 2025 aniversario del nacimiento del Salvador.
En este último día de la novena peregrinaron los jóvenes y los presentamos, especialmente a ellos, ante nuestra Madre del Monte Medo, para que a través de ella se encuentren con Jesucristo, el único que puede darle motivos de alegría y esperanza.
Que la celebración de la Eucaristía de este día nos lleve a todos a rejuvenecer en nuestra fe, puesto que celebramos el Misterio Pascual de Jesucristo donde cada día nacemos como hijos de Dios y de la Iglesia.
A las ocho cesó la lluvia y dio paso a un día soleado, la afluencia más y más numerosa a lo largo de todas las eucaristías y como punto final a estas novenas y preludio de la Fiesta tuvimos a las 23 h., la explanada repleta de fieles que cumpliendo la tradición y portando velas participaron devotamente en el Rosario de Antorchas.
A las 12 de la noche, y como «manda la tradición», los varios miles de devotos concluíamos el rezo del rosario cantando el “cumpleaños feliz” para honrar a la Madre en la víspera de su cumpleaños y por segundo año una proyección acompañada musicalmente teniendo la fachada del Santuario como elemento primordial de esta proyección.
Pasó una mañana, pasó una tarde el día noveno.