Domingo, día de descansar en el Señor. Dedicarle un tiempo a El y a todo lo que nos viene de El.
Día en que nos sentimos especialmente invitados a participar en la Eucaristía.
Nos encontraremos con la Palabra de Dios: parte tu pan con el hambriento; y cosas similares. Con la humildad de San Pablo en la predicación y el anuncio del Reino de Dios. El Evangelio dice que somos luz, sal,; que somos, es decir, da por hecho que somos; no es sólo una invitación a ser.
Y, en conexión con la 1ª Lectura, la Iglesia nos pide la participación generosamente en la Campaña contra el Hambre en el mundo a través de la organización de Manos Unidas. Un mundo nuevo, proyecto común.
¡Feliz Domingo, Día del Señor!