El lugar de la duda, de la oración desesperada, de la tormenta.
El lugar de la noche atravesada por la indecisión.
El lugar del miedo, y de la soledad…
En ese huerto tu oración habla de una lucha terrible, Jesús. ¿Entregarse o no? ¿Es tu vida un fracaso? ¿Huir o seguir hasta el final? ¿Qué sentido tiene todo esto? En ese huerto te veo tan humano, y al tiempo tan pleno… Tan inseguro, y sin embargo capaz de buscar claridad, y al final de acoger, perplejo y turbado, una situación que te desborda.
Tan solo… también yo a veces me siento solo, en medio de tormentas, y en busca de sentido… Descubrirte así, temblando, me hace sentirte extrañamente cercano. Y verte capaz de encontrar al Padre ahí es, ante todo, promesa y camino.
Señor, enséñame a buscar sin desesperar.
A no rendirme.
A luchar por aquello que merece la pena.
Enséñame a ser fuerte en los momentos en que mi vida se asemeje a ese huerto de olivos y pesadilla… a no rendirme.
FELIZ DÍA A TODOS…