El Evangelio cuenta una historia que habla también de la sabiduría. Un hombre se acerca a Jesús. Está preocupado por alcanzar la vida eterna. Y pregunta a Jesús qué debe hacer. Ya cumple los mandamientos. Todos. Jesús, entonces, le abre nuevos horizontes. Si quiere de verdad ser feliz, poseer la vida eterna, ha de dejarlo todo, quedarse sin nada y centrarse en lo único que vale la pena: seguir a Jesús.
Es un gran desafío. Porque para alcanzar la verdadera sabiduría hay que saber relativizar todo lo que se tiene, todo lo demás. No se encuentra la vida en las cosas que se poseen ni en cumplir todos los mandamientos. La verdadera sabiduría está en reconocer que todo es don, un regalo que Dios nos hace. Y sólo cuando nos volvemos a él con las manos vacías, somos capaces de acoger ese don enorme que es la felicidad o la vida eterna.
Feliz Domingo a todos…