Santuario Nuestra Señora de los Milagros

ES DOMINGO…

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Domingo XIII Semana Tiempo Ordinario.

  • Evangelio según Mateo 10, 37-42* En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
    «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí.
    El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
    El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».

Palabra del Señor

Reflexion Este domingo concluimos el discurso misionero de Jesús con tres actitudes importantes que deben tener todos aquellos que quieran seguirle: disponibilidad ante la propia familia, aceptación de la cruz y entrega de la propia vida.

Es posible que queramos pasar página del evangelio, porque ya somos cristianos a nuestro modo, aunque nada tenga que ver con lo que espera Dios de nosotros. Sólo hace falta confrontar nuestra vida con la Palabra de Dios y tomaremos conciencia de que no siempre nuestros juicios y comportamientos han sido los mas adecuado.

Si echamos una ojeada alrededor y analizamos lo que queda por venir de esta situación pandémica que ha atravesado el mundo, enseguida nos daremos cuenta de que esas tres actitudes, tarde o temprano, exigirán de nosotros definirnos por los valores del Evangelio o seguir el camino más cómodo: esperar que otros lo hagan por mí. Por desgracia, esta es una de las actitudes más generalizadas.

La vida de cada uno está llena de ejemplos que pueden confirmar lo que venimos diciendo. Por eso, nuestra vida de cristianos deja mucho que desear. Pero no nos desanimemos, siempre hay excepciones y todos hemos tenido ocasión de conocerlas, experimentarlas o vivirlas en medio de aquel confinamiento y durante todo el estado de alarma. Aun así, si queremos seguir a Jesús tendremos que hacer nuestro sus consejos y actitudes.

El primer consejo nos pide disponibilidad absoluta para elegir seguirlo, si llega el momento, por encima de cuanto nos dicta el corazón en aquello que hay de más íntimo y deseable: nosotros y los nuestros. El verdadero discípulo no pone condiciones.

Tomar la cruz de cada día, “el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí”. Nadie está contento con su suerte. Pero hay que aceptar nuestra realidad cotidiana. Es decir, lo que Jesús pide en realidad es que nos identifiquemos con Él. El seguimiento de Cristo comporta muchas renuncias y sacrificios. Ahí está la cruz, en elegirlo a Él o escoger otro camino distinto. No olvidemos que Jesús exige radicalidad.

Perder la vida por Él para ganarla. La vida es tiempo y nada más que tiempo. ¿Quién está dispuesto a perder su tiempo por Jesús? No olvidemos que cualquier cosa que hagamos por el hermano, se la hacemos al mismo Cristo. Sólo el que esté dispuesto a perder su vida hora a hora, tendrá vida eterna y aquí en la tierra el ciento por uno.

Seguir a Jesús es una invitación y un don de Dios. Pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta valiente. A veces habrá momentos de dificultad, como decíamos antes, pero es ahí cuando más tenemos que estar.

Que la Virgen Madre de Dios y nuestra nos ayude a ser valientes intercediendo por nosotros para que cada día seamos más fieles a la llamada de Dios sembrando disponibilidad, libertad y fidelidad como Ella hizo.

Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.