En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Domingo 28 Enero – ciclo B. Cuarta Semana Ordinario.
Evangelio según Marcos 1, 22-28 En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor
Reflexión Este Evangelio de san Marcos nos describe la primera actuación de Jesús en Cafarnaún después de haber llamado a sus discípulos. El texto forma parte de un relato más amplio que se conoce como “jornada de Cafarnaún”.
Jesús comienza el sábado acudiendo a la sinagoga y comentado la Escritura. Es curioso que a pesar de no haber recibido formación rabínica, Jesús les deja extrañados por la autoridad de sus palabras. Esta autoridad nos pone en sintonía con el profetismo al que se refería la primera lectura, el que nace de la voz de Dios en nuestro interior, es una autoridad que no se puede aprender. Más si cabe en Cristo que es la sabiduría de Dios .
El texto no aclara de qué estaba hablando Jesús, pero por coherencia de la acción está claro que sus palabras son liberadoras y fuente de vida.
Jesús convierte sus palabras en obras, dando una coherencia total a su mensaje. Jesús habla y su propia palabra trasforma la realidad de quienes le escuchan. El maligno del endemoniado sale de él tras escuchar la Palabra de Jesús.
La liberación endemoniado habla claramente de un mensaje regenerador, de una buena noticia que crea una nueva vida al que le escucha. Hay que tener en cuenta el estigma que suponía en esa época la enfermedad y el sentido teológico de castigo por las faltas propias o paternas que tenía. Y sobre todo por el reinado del maligno sobre la humanidad empieza a ser desmontado. Jesús se dirige a él directamente y le libera.
Cuando el endemoniado escucho la orden de Jesús, el demonio se retorció y dio un grito antes de salir. ¿Qué pasa en nuestros corazones cuando escuchamos el mensaje de Jesús que denuncia nuestras miserias y anuncia que podemos vivir de otra manera? ¿No se retuercen en cierta forma nuestros estómagos cuando vemos lo arraigados que están en nuestro corazón algunos pecados, pero también, y como algo ya bueno, cuando vemos imágenes de dolor, de la guerra, de sufrimiento?
Pues ojala ese retorcerse sirva para que la apatía, la pereza la comodidad, el conformismo o el fatalismo salgan de nosotros y dejen espacio en nuestro corazón para el mensaje liberador del amor de Dios que nos empuje a cambiar primero en nuestro interior para después poder contribuir a cambiar nuestro entorno.
No es un cambio indoloro, pero si es un cambio necesario y liberador.
Dios te bendice oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.