Justicia, fraternidad, compasión, alegría deben caracterizar la comunidad cristiana y de la misma Iglesia. Nuestro mensaje para todos los hombres y mujeres es un mensaje de esperanza. Lo que viene es la salvación de Dios para todos. Y eso es lo que tenemos que anunciar.
Lo nuestro no es colocarnos en el centro de la historia sino facilitar el encuentro de todos con el que viene. Lo que Dios nos promete es salvación no condenación. Es vida, no muerte.
Por eso, ya desde ahora nos esforzamos por hacer desaparecer cualquier signo de injusticia y odio entre las personas. Nos comprometemos con la vida y por la vida, en contra de la muerte injusta (soledad, pobreza, desprecio…) a que son sometidos tantos y tantas en nuestro mundo.
Pero siempre con el gozo de los que saben que están preparando los caminos del Señor de la Vida.
FELIZ DOMINGO A TODOS