Subió con ellos a una montaña alta.
Se ha dicho que la mayor tragedia de la humanidad es que
«los que oran no hacen la revolución,
y los que hacen la revolución no oran».
Lo cierto es que hay quienes buscan a Dios sin preocuparse de buscar un mundo mejor y más humano. Y hay quienes pretenden construir una tierra nueva sin Dios. Unos buscan a Dios sin mundo. Otros buscan el mundo sin Dios. Unos creen poder ser fieles a Dios sin preocuparse de la tierra. Otros creen poder ser fieles a la tierra sin abrirse a Dios.
Si algo se puede ver con claridad en Cristo es que tal disociación es imposible. Jesús nunca habla de Dios sin el mundo, y nunca habla del mundo sin Dios. Jesús habla del «reino de Dios en el mundo».
En las cartas escritas por Dietrich Bonhoeffer desde la cárcel, descubrimos la postura verdadera del creyente: «Sólo puede creer en el reino de Dios quien ama a la tierra y a Dios en un mismo aliento».
La «escena de la transfiguración» es particularmente significativa, y nos revela algo que es una constante en el evangelio. «Cristo no lleva al hombre a la huida religiosa del mundo, sino que lo devuelve a la tierra como su hijo fiel».
Jesús conduce a sus discípulos a una «montaña alta», lugar por excelencia de encuentro con Dios según la mentalidad semita. Allí vivirán una experiencia religiosa que los sumergirá en el misterio de Jesús. La reacción de Pedro es explicable: «¡Qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas… ». Pedro quiere detener el tiempo. Instalarse cómodamente en la experiencia de lo religioso. Huir de la tierra.
Jesús, sin embargo, los bajará de nuevo de la montaña al quehacer diario de la vida. Y los discípulos deberán comprender que la apertura al Dios trascendente no puede ser nunca huida del mundo. Quien se abre intensamente a Dios, ama intensamente la tierra. Quien se encuentra con el Dios de Jesucristo, siente con más fuerza la injusticia, el desamparo y la autodestrucción de los hombres. La fidelidad a la tierra no dispensa de la oración. La fidelidad a Dios no dispensa de la lucha por una tierra más feliz.
FELIZ DOMINGO… DÍA DEL SEÑOR Y DE LA FAMILIA CRISTIANA