Santuario Nuestra Señora de los Milagros

HOY CELEBRAMOS…

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Viernes XVI Ordinario. Año par
San Joaquín y Santa Ana Padres de la Virgen María, abuelos de Jesús. La conmemoración de los santos Joaquín y Ana es una buena ocasión para recordar las raíces humanas de Jesús. En él, Dios se ha emparentado con la estirpe humana. En esta fecha los cristianos evocan la presencia de los abuelos y la responsabilidad ética de transmitir la Fe.

Evangelio según San Mateo 13, 18-23: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».

Palabra del Señor

Reflexión. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende. Esta explicación de la parábola del sembrador obedece a una demanda de los discípulos que desean saber con exactitud el sentido de la misma.

Digno de destacar es el subrayado especial que se hace al entender o no la Palabra y su predicación, y no está fuera de lugar pues la comprensión de lo que trasmite el Maestro es una de las virtudes que señalan a los verdaderos discípulos. Éstos quedan aludidos aquí como la tierra buena y porosa en la que cae la semilla.

Más allá de la descripción de los distintos tipos de ‘suelos’ (discípulos) en los que cae la semilla al ser arrojada en la sementera, en esta página evangélica resalta el ruego a los cristianos para que la acogida de la Palabra no sea abortada ni por las dificultades que encuentran, ni por las persecuciones, ni por el cruce de otros intereses.

Todos estamos llamados a entender, a conocer y a poner en práctica (vivir) todo lo que se desprende de la enseñanza de Jesús y de su Palabra. Y todos estamos en condición de ser fructíferos en la comunidad; porque nadie está autorizado ni a poner el listón según su paerecer, ni a marcar un nivel de excelencia ajeno a la dura realidad, que frustra más que comprende.

Por eso, bueno es que ante la Palabra nos veamos capaces de aceptarla, de entenderla y de “procesarla en la cocina de nuestro corazón”. Si es así, el fruto será espléndido en el porcentaje que la fuerza del Espíritu Santo permita, y fruto al fin.

¿Admitimos que cada uno tiene distinto ritmo de conversión y, por tanto, de respuesta a la Palabra?

Dios te bendice oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.